jueves, 16 de marzo de 2017

Me quedo con lo bueno

El momento de  transición más elevado de mi historia siempre es el presente. Me tomo todo muy a pecho. Tengo tatuado “let it be” como deseo beatlero pero es lo más alejado a mi persona. Quizás algún día suceda.
 Siempre tengo las expectativas altas, para lo que sea. Espero mi momento mariposa constantemente, me armo con todo lo que observo. Cuando estoy callada, no es que estoy tímida o amargada. Me abstraigo y observo. Muchas veces me ayuda a alejarme o prepararme.

Siento que otra etapa se viene y no tiene nada que ver con mi presente. Solo espero estar lo suficientemente preparada con lo aprendido y salir de esta caja de obsecuencia, porque no quiero que la estabilidad del sueldo me aquiete en un lugar sin sentido para los que no somos acomodados e hijos de jefes. Prefiero jugármela por mí y no ver como los portadores de apellidos se llevan los laureles ajenos.
Si una palabra de esta vida me asusta es ALIENADO. Gracias Marx.  

lunes, 13 de febrero de 2017

Chapter 1

María Victoria, 28 años estudiante de la Licenciatura en Comunicación social. Estoy transitando un periodo de poner a prueba mi escritura y conocimientos. Siempre necesito racionalizar todo de alguna manera.
De que vas a hablar? De todo lo que rodea y mis intereses más afines. Que novedad hablar sobre moda, tendencias, DIY, mascotas, hogar, viajes. La verdad muy cliché todo. Sí, pero soy bastante minita (como la mayoría) y sinceramente creo que el aporte de cada una es diferente porque el ADN y la construcción de cada una es muy personal.  
Entonces, empiezo por mi infancia. Hija única, los viernes a la tardecita me pasaba  a buscar mi tía y me quedaba hasta el domingo a la tarde en su casa  (a 5 cuadras de la mía). Por supuesto que para mí esas eran mini aventuras constantes. Mi tía en ese entonces (y hasta mis 10) estuvo soltera, y su casa era el edén para una niña, que podía vestirse con su ropa y maquillarse con todo lo que había en sus cajones (paciencia de santa ahora que lo recuerdo, escribo y leo).
Detalle importantísimo mi tía, modista. Hacía vestidos de novias, de 15 años, de madrinas, disfraces… por eso mis fines de semanas eran estar rodeadas de figurines, moldes y telas.
El ruido de la  máquina de coser  y las  manos llenas de dedales mientras esperaba que me lleguen los retazos para coser a mano ropa para las muñecas o alguna cosa “súper útil”
Y por eso me encanta la ropa, y creo que es divino cuando salís a comprar ropa y te queda como lo pensaste y llevas esa bolsa con un orgullo gigante.
Pero cuando no sucede eso pocas veces pensamos en que de ese molde salieron 1500 iguales y no somos todas así. O ves una foto de una chica que le llego como canje un pantalón divino de $4500 y lo primero que se pasa por la cabeza es: Lo vale? Lo quiero, me encanta pero CUATROMIL QUINIENTOS PESOS! Esto es un testimonio en primera persona, el pantalón era rojo de lino.
Busque miles de fotos, y moldes.  Fui a comprar la tela. Termine usando un jean que me queda bien de cintura, marque el lino con jabón y corté. Uní a mano y luego a máquina.
Pantalón rojo de lino: Furor. Usé 1.5 mts de tela. Me salió $120, más un metro de elástico para la cintura otros $6 pero podría haber hecho la tirita con la misma tela y no tenía ese “gasto”.
En fin, el mensaje de hoy es que sí, quizás lleva más tiempo y paciencia,  pero si tenes una máquina o una madre/ tia, vecina, amiga buena onda que te la presta (o te lo cose) mientras toman unos mates… no hay look que no podamos tener. Y lo más importante, es que nos va a quedar pintado, porque la base es nuestro propio cuerpo.